martes

Bajas pasiones

Apareciste pasada la medianoche para sorprender mi falta de sueño. No pasó mucho para llegar a los besos. ¿Quien necesita conversar cuando puedo sentir sus labios? Mis manos llegaron a su espalda, a su culo, a su entrepierna y luego paramos, una vez mas, le faltaba el aire y eso solo me lleno de ganas. Tener su cuerpo junto al mio ya no era suficiente.

Él abría mi pantalón y yo desabotonaba su camisa sin dejar de besarnos. Tocó mi miembro gentilmente y lo sacó de entre mi ropa, se agachó para tenerlo frente a su rostro y sonrió con malicia. La expresión de su rostro logró ponerme incluso mas duro, ante sus ojos mi miembro reaccionó a su cercanía y él no demoró en atenderlo. Miles de sensaciones y la necesidad de emitir algún sonido fueron cortados para evitar despertar a la habitación de a lado.

No mucho después su hábiles manos ya habían terminado de desnudarme y él solo llevaba un bóxer gris. Lo lancé boca abajo a la cama, me abalancé sobre él y besé el recorrido de su espalda hasta aquel maravilloso culo. Mordí ligeramente una nalga  y terminé por desvestirle. Separé sus nalgas y mi lengua acarició su rosada humanidad. Lo sentí retorcerse de placer y no pude excitarme mas ante la expectativa de poseerle. 

Maldita sea por el momento en que puse los condones y el lubricante tan lejos de la cama. Me apresuré a buscarlos y segundos mas tarde ya estaba listo a aventurarme dentro de su cuerpo. Nos pusimos frente a frente, separó sus piernas para mi y lentamente mi dura humanidad estaba por entrar en él y...

... y entonces desperté...

perdido entre las fantasías de mis bajas pasiones que esta noche llevaron tu nombre.


Fénix de Alas Negras. 




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