CAPITULO III
(parte 1)
(parte 1)
Mire el reloj sobre la estufa, y di o tomé diez minutos,
figuré tenía dos horas y media para empacar y tener un buena distancia antes
que papá volviese. Por alguna extraña razón, lo primero que puse en mi maleta
fue un six pack de jugo y algunas barras proteínicas. No es como si fuera de
campamento, pero pensé sería bueno
llevar algo de comida de todas formas. Luego, me encontré metiendo un
abrelatas. Parecía algo que todos deberían tener. Traté de no mirar los álbum de
fotos y me apuré al pasar por los trofeos de papá. Había mejores cosas que
tomar y no tenía un montón de espacio para fotos. Tomé una chaqueta mediana del
closet y subí las escaleras tres a la vez.
En mi habitación tomé
la navaja suiza que papá me regaló para navidad. Me detuve tomando una uña mientras imaginaba
en como sería mi vida una vez me fuera., donde viviría, donde trabajaría, como
terminaría la escuela. Me encontré pensando me enamoraba de alguien que esperaba
estuviera ahí ahora mismo pensando en la posibilidad conmigo, pero rápidamente perdí
la noción. Fue ese tipo de pensamientos los que me llevaron a esta situación
para comenzar. La esperanza puede arruinarte.
Empaqué exactamente siete pares de medias y ropa interior
limpia. Quería tomar mas y así no tendría que hacer mucha lavandería, pero la
maleta no era tan grande y tenía que ser capaz de ponerlo en mis hombros sin
hacerme mas lento. La parte mas difícil era
averiguar que ropa tomar. Necesitaba algo bueno para una entrevista de
trabajo, y mi chaqueta y la corbata no entraban
bien en la mochila. Doblé mi chaqueta del domingo en siete diferentes formas
antes de dejarlo en un esquina de la
maleta con mi pantalón de lino En el baño metí mi cepillo en mi neceser y me
detuve al ver mi reflejo en el espejo. Tomé
unas pinzas y quité una pelo que crecía en medio de mis cejas. Nunca había visto una ceja ahí antes, lo que solo
podía decir que habría mas, así que metí las pinzas también.
Una vez que la luna se había desplazado por encima de la línea
de visión de la ventana, decidí que mis decisiones de comida no eran sabias. Podía
tomar agua de cualquier lado y debería soltar las bebidas y empacar mas comida,
quizás algunos productos enlatados, quizás mantequilla de maní.
Bajé las escaleras de vuelta a la cocina, pero me detuve en
los estantes de los álbumes de fotos. Me alcé y tomé un álbum de la polvorienta
repisa de arriba.
Lo abrí en una página a mis once meses bebiendo
un refresco. La tradición continuó por mi infancia. Papá acostumbraba cocinar a
la parrilla, cuando comenzaba a ponerse bien fuera a fines de Mayo, cuando las
gardenias florecían. El llegaba a casa del trabajo, a veces silbando una
canción de Johnny Cash, y tu nunca sabrías si tenía algún problemas mientras
vaciaba el saco de tamaño industrial de carbón y llenaba la parrilla, encendiéndola
solo con eso, porque solo los principiantes usan encendedor liquido. Entonces esperamos al menos una hora para tener el carbón perfecto, un coro radiante de luces en el medio, antes de poder poner las hamburguesas. Volvía a mamá loca.
POSDATA: Me han estado pidiendo mucho que continúe con esta traducción. Como verán ya lo retomé y para quitarles algo de angustia les paso los primeros párrafos del capitulo 3.
1 comentario:
Sigue Publicando !!! PORFAVOR !!!
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